LOS CHANGOS, FANTASMAS DEL DESIERTO

Crónica de Fernando Lizama-Murphy

ChangosPara comenzar, debemos aclarar que, al parecer, los changos ―aborígenes nómades que habitaron la zona costera del sur del Perú y del norte de Chile― nunca constituyeron una etnia, ni una cultura. Reciben esta denominación la mayoría de los individuos que, en forma de grupúsculos y por lo menos desde el año 8.000 AC, poblaron la franja costera del desierto de Atacama. Es decir, uno de los territorios más inhóspito de nuestro planeta. Lo que los unía, y que al mismo tiempo los separaba, era la necesidad de agua dulce, elemento muy escaso en la zona, que, según los rastros encontrados, abarcaba desde lo que hoy es Camaná, en la costa de Arequipa, hasta el río Elqui. Algunos investigadores aseguran que dejaron huellas hasta mucho más al sur, en la desembocadura del Aconcagua.

Eran individuos de baja estatura y se estima que sus expectativas de vida llegaban a los treinta y cinco años. La falta de agua los obligó a organizarse en grupos, casi siempre familiares, que rara vez superaban las treinta personas, capacidad máxima estimada para la supervivencia cerca de los pozos de los que se abastecían. Por esa misma necesidad, con frecuencia residieron en las cercanías de la boca de los ríos, algunos de los cuales ―como el Loa― desaparecen bajo el desierto para reaparecer en la costa convertidos en pequeños esteros. Cuando el agua escaseaba, bebían la sangre de lobos marinos o la grasa de las ballenas que ocasionalmente varaban en la costa, la que derretían al sol. Con grasa también recubrían sus cuerpos y hasta el cabello, por lo que su aspecto externo y su olor resultaba repelente para quienes tenían contacto con ellos por primera vez, de lo que deja constancia Fray Reginaldo de Lizárraga en su libro Descripción Colonial (Volumen I – Lima 1545-1615).  Seguir leyendo «LOS CHANGOS, FANTASMAS DEL DESIERTO»