Capítulo 2 de FINS AVIAT CATALUNYA (Hasta pronto, Cataluña), de Fernando Lizama Murphy. Novela en preparación. VER CAP 1
Poco después de la desaparición en el mar de los hermanos Vilarrubias, llegó, proveniente del caserío de Terrades, famoso por sus cerezas, Remei Grau, hermana de la madre de Ramón, para establecerse en Barcelona. Arribó junto a su marido, Francesc Terradas, que viajó recomendado al obispo por el párroco de su pueblo gracias a su habilidad para pintar el interior de las iglesias. Su currículo incluía capillas en su villa natal, en Pont de Molins, y hasta en Figueras. Viajaba con ellos el menor de sus hijos, Isidre, un poco mayor que su primo Ramón. Este muchachito tenía la tez más clara, ojos color celeste acuoso, heredados de su padre, y el pelo crespo, castaño claro, casi rubio. Al igual que Ramón, era delgado y alto para su edad. Poco tardó en sumarse a las andanzas de los otros, pero su madre, severa, lo obligó a distanciarse de ellos y asistir a clases en el colegio de los escolapios. Remei, por la fuerza, evitó que participara de las vagancias de su primo.
A Isidre, al igual que a su padre, le gustaba pintar y muchas veces, mientras el profesor enseñaba matemáticas, fue sorprendido dibujando en su cuaderno ángeles o imágenes sagradas parecidas a las que veía a su padre bocetar en casa antes de traspasarlas a atrios o cielos de iglesias.
La situación de los Terradas era bastante mejor que la de Felipa y en algún momento Remei pensó en traerse a su sobrino a vivir con ellos. Pero lo analizó mejor y temiendo que Ramón pudiese contaminar a Isidre, se desistió de la idea. Prefería invitarlo a almorzar de vez en cuando. Muchas veces llegó junto a Quimet y, si bien la olla no era excesiva, alcanzaba para todos.
A los que sí se llevó a vivir fue a Aina y a Adriá. Un día aparecieron por casa junto a Ramón y ella pudo ver en los ojos del pequeño el hambre crónica. Le pidió a su sobrino que la acompañara a conversar con Felipa y le ofreció hacerse cargo de la muchacha y de su hijo; a cambio, la niña ayudaría en los quehaceres domésticos. Felipa, que se daba cuenta del futuro de privaciones que les esperaba a su lado, no vaciló en permitir que esta mujer, hasta ese momento desconocida, se hiciese cargo de aquellos que a ella le costaba tanto mantener. Por supuesto que Remei le aseguró que las puertas de su casa estarían siempre abiertas cuando los quisiese visitar. Seguir leyendo «FINS AVIAT, CATALUNYA. Cap 2»