Crónica de Fernando Lizama-Murphy
Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, éste es bien limitado, yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien a mis semejantes.
Doctor Esteban Laureano Maradona
Maradona es un apellido universal gracias al “Barrilete Cósmico”, como bautizó al futbolista un ingenioso periodista argentino. Pero Maradona es un patronímico muy arraigado a la historia de la Argentina. Han existido intendentes, gobernadores, ingenieros y un médico notable de ese apellido, a quien dedicamos esta crónica: el doctor Esteban Laureano Maradona Villalba, que vivió casi un siglo, entre 1895 y 1995.
Los Maradona provienen de Galicia, España, de la zona de Lugo. Desde esta región española se produjo una fuerte corriente migratoria hacia América durante los siglos XVIII y XIX. La familia Fernández Maradona arribó a Chile y de ahí pasó a San Juan, en lo que hoy es Argentina, cuando ese territorio aún era administrado por la Capitanía General de Chile. Quizás porque Fernández era un apellido muy difundido, comenzaron a utilizar el Maradona. Con el paso de los años la familia se dispersó por todo el norte cuyano y fue así como don Waldino Maradona llegó a Esperanza, en Santa Fe, donde formó su hogar junto a doña Encarnación Villalba.
El 8 de Diciembre de 1851, en la batalla de Loncomilla, ocurrida en las postrimerías de la Guerra Civil, los rebeldes del sur de Chile fueron derrotados por el ejército gobiernista comandado por Manuel Bulnes.
Fue la segunda esposa del recién fallecido Fidel Castro. Estuvo a su lado por más de cincuenta años, desde los primeros tiempos del gobierno revolucionario. Nunca se supo que lo regañara por sus frecuentes engaños y si alguna vez lo hizo, fue con la discreción de una dama y en la privacidad de su casa. En realidad, hasta hace muy poco tiempo, nunca se supo nada del entorno familiar del locuaz dictador al que Dalia le dio cinco hijos, cuyos nombres comienzan con “A”: Alexis, Alex, Alejandro, Antonio y Ángel. Entre el primero y el último hay doce años de diferencia. Se dice que la elección de esta inicial obedece a la gran admiración que Fidel sentía por Alejandro Magno.