Crónica de Fernando Lizama-Murphy
La travesía del Winnipeg
Como en casi todos los episodios de su vida, el poeta (Neruda) convertirá la historia del Winnipeg en un mito. Un poema de heroísmo y libertad. «Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie».
(Andrés Gómez Bravo, diario La Tercera, 1° de septiembre de 2009)

Quizás uno de los hechos más destacados de la vida del poeta Pablo Neruda fue organizar el viaje, para su asilo en Chile, de más de dos mil refugiados españoles que permanecían hacinados en campos de concentración franceses o en el norte de África a la espera de un milagro que lograra sacarlos de la muy precaria situación en la que se encontraban. Se calcula que sólo en el último año de la Guerra Civil entre 400.000 y 500.000 hispanos se sintieron obligados a buscar protección en países vecinos ante la inminencia de la victoria de Franco. Se estima también que alrededor de 120.000 de ellos fueron a parar a los campos de refugiados que los franceses les habilitaron, miserablemente provistos, en los que la vida fue en extremo difícil.
Algunos investigadores afirman que esta fuga masiva, descontrolada, histérica, se debió a una sicosis colectiva provocada por los mismos republicanos derrotados con el fin de estigmatizar a los vencedores, más que a un afán vengativo de éstos. Sea como fuere, la fuga existió y condenó a mucha gente inocente a un calvario. Las familias se disgregaron, la pobreza se apoderó de lo cotidiano y debieron someterse a innumerables humillaciones con el único propósito de sobrevivir.