SENDEROS DE MUERTE EN LUCANAMARCA

Por Fernando Lizama Murphy

…el marxismo–leninismo es el sendero luminoso del futuro.

José Carlos Mariátegui, escritor peruano

En las décadas de 1960, 70 y 80, el Estado, enfrentado a múltiples y sucesivas crisis políticas y económicas, se olvidó más que nunca del Perú profundo, de ese Perú del campesino indígena, eternamente postergado en la sierra y en la selva. La zona al interior de Ayacucho, una de las más pobres del país, carecía de caminos, escuelas, hospitales y el gobierno solo se hacía presente a través de algunas remotas unidades policiales, de escaso contingente y mal pagadas, que se dedicaban a solucionar pequeños conflictos campesinos, casi siempre en beneficio de aquel que les retribuía mejor. Era tal el atraso, que en muchas comunidades no usaban el dinero para el intercambio de productos, sino el trueque. Tantas veces engañados, desconfiaban de aquellos que intentaban comprarles o venderles algo con billetes.

Como es habitual, los políticos aparecían en períodos de elecciones para desaparecer pronto, ganasen o perdiesen.

Desde el gobierno central se hicieron algunos intentos de remediar esta situación, como una reforma agraria en la que se les entregaron parcelas de entre 3 y 20 hectáreas –expropiadas a los latifundistas− pero en la que los campesinos, bajo la condición de “arrendires”[1], quedaban obligados a trabajar durante diez a doce jornadas al mes para el antiguo patrón o para el gamonal[2] , en forma gratuita y por un plazo indefinido. Diez o doce jornadas que casi siempre se convertían en más, acomodándolas según las cuentas del patrón. Como los arrendires no disponían de tiempo para atender sus propias parcelas, porque el tiempo no era de su propiedad, surgieron los “allegados”, medieros que trabajaban la tierra de estos nuevos parceleros a cambio de repartir lo producido. Nunca se capacitó a los campesinos de manera que pudiesen administrar bien esas posesiones que pagaban con trabajo.

En conclusión, el experimento fracasó y la pobreza continuó expandiéndose entre comunidades de por sí pobres y a consecuencia de su ignorancia e ingenuidad, temerosas y desconfiadas de todo.

En este entorno de abandono y miseria y luego de la Revolución Cubana, el Perú oculto, que tenía en Ayacucho su epicentro, dio a luz muchos movimientos extremistas de inspiración marxista, que incluían todas las corrientes (leninistas, maoístas, troskistas, guevaristas y otras). El partido comunista peruano, en variantes tradicionales y algunas nuevas, encontraba un caldo de cultivo más que fértil para captar seguidores.

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JOSÉ RODRÍGUEZ LABANDERA Y EL HIPOPÓTAMO

Por Fernando Lizama Murphy

“Con demasiada sorpresa han visto los habitantes del Guayas, que se hallaban en botes y diferentes embarcaciones menores, colocados enfrente de la ciudad, al otro lado del río, sumergirse el Hipopótamo, estando a su bordo el señor José Rodríguez, en unión del señor José Quevedo, joven contemporáneo de aquel y natural también de este país, y seguirlo con la vista fija a un pequeño tubo, que quedaba muy poco fuera del agua e imperceptible a la simple mirada, a una distancia regular; dicho tubo estaba amparado por una boca de fuego en la que estaba colocada la bandera nacional, que flameaba hermosamente por la brisa que corría”.

Diario El Ecuatoriano del Guayas – 21 de septiembre de 1838
José Rodríguez Labandera, inventor, científico, mecánico y militar ecuatoriano.

Después de su tercer intento y por falta de financiamiento, José Raymundo Rodríguez Labandera dejó abandonado su submarino, bautizado como Hipopótamo, en la orilla del río Guayas. Harto de burocracia, botó su sueño de tantos años y desapareció para buscar un medio de subsistencia.

José Rodríguez supo desde niño lo que eran las privaciones. Sus padres, personas modestas, a duras penas le entregaban lo justo para vivir. Aun así, él soñaba con ser alguien. Mientras inventaba sus juguetes, observaba el entorno y se daba cuenta de que existía un mundo mejor. Uno que, lamentablemente, nunca le abrió sus puertas. Decidido a buscarlo, desde temprana edad entró a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de la Sociedad Filantrópica del Guayas, donde aprendió rudimentos del arte de la impresión.

Cuando tenía 18 años, fue de los primeros aspirantes que ingresaron a la Escuela Náutica de Guayaquil, fundada en 1823 por el General John Illingworth, el mismo que años antes trasladara a Lord Cochrane a Chile. En esta institución aprendió, entre otras materias, física, matemáticas y fundamentos de la ingeniería naval.

Como guardiamarina, fue enrolado en la Armada Colombiana y participó en el bloqueo de El Callao. Después se retiró voluntariamente y decidió radicarse en Lima. Ahí comenzó a proyectar el que sería su mayor invento. En 1837, cuando consideró que el diseño y las características estaban lo suficientemente maduros como para llevarlo a cabo, lo presentó a las autoridades peruanas buscando apoyo y financiamiento. Sólo encontró lo primero, y sin dinero, no podía seguir.

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JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CONDARCO. UN HÉROE OLVIDADO

Por Fernando Lizama Murphy

“…la presencia de este oficial es aquí rarísima, como que a su inmediata dirección giran las fábricas de pólvora y salitres, delineación de mapas topográficos y otras incumbencias no menos importantes, que absolutamente no hay otro a quien confiarlas”.

Fragmento de carta de San Martín a Pueyrredón, presentando a Álvarez Condarco

En todas las guerras existen personajes que cumplen roles secundarios y eso les impide calificar para ser integrado al panteón de los héroes. Las guerras por la independencia de los países de América del Sur tienen muchos de esos personajes injustamente olvidados.

Hoy nos vamos a referir a un tucumano genial y valiente, que tuvo una muy importante participación en la guerra por la independencia de Chile y, más indirectamente, en la del Perú. Escribiremos sobre don José Antonio Álvarez de Condarco. (Posteriormente suprimiría la preposición “de” de su apellido)

Nació en Tucumán en 1780 y de su infancia no es mucho lo que se sabe. Solo que era hijo del regidor del Cabildo de su ciudad, homónimo y de doña Gregoria Sánchez de Lamadrid. Es muy probable que en sus años de colegio haya aprendido química, lo que le resultó de mucha utilidad en su vida profesional y tal vez ya en esta época haya sobresalido por su prodigiosa memoria visual, como se verá, característica importante para su futuro y el de la Independencia de Chile

En 1810, establecido en Buenos Aires, decide que sus simpatías están al lado de los patriotas de Mayo y asume algunos compromisos en una de las corrientes que intentan dirigir los ánimos independentistas de los habitantes del Río de la Plata.  Es en esas instancias donde se le encomienda su primera misión a Chile: mediar, para unificar criterios y directrices, entre las distintas facciones que luchan por la independencia del país.

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EL EXILIO DE NERUDA

Tengo un amigo que debería estar aquí, un amigo que es uno de los mejores hombres que haya conocido. No es solamente el más grande poeta de su país, Chile, sino también el más grande poeta de la lengua española y uno de los más grandes poetas del mundo: es Pablo Neruda.

Pablo Picasso, parte del discurso pronunciado en Wroclaw, Polonia, el 25/08/48 durante el Congreso de Intelectuales por la Paz.

El exilio es una de las formas más crueles de castigar a una persona porque significa desarraigo, significa abandono, soledad. Sobre todo porque, la mayoría de las veces, es un castigo por pensar distinto a aquel que detenta el poder.

Pero no siempre el exilio es señal de expulsión violenta, también suele ser una decisión personal de aquel que no se siente cómodo o seguro en su lugar de residencia, o porque no está de acuerdo en la forma en que se están llevando las cosas, o porque siente que su vida y la de los suyos corren peligro y abandona su país buscando aquello que, siente, le es negado.

En el caso de Pablo Neruda, lo mismo que en muchas de las acciones de su vida, no existe claridad plena con respecto al aparente exilio, ni a sus causas. No se sabe con certeza qué empujó al poeta a abandonar Chile y buscar refugio en Europa y en México, aunque la versión más difundida es aquella que sostiene que debió huir del país para no caer a los campos de concentración que el gobierno de Gabriel González Videla creó para detener a los comunistas luego de la promulgación de la Ley 8987, la “Ley Maldita”.

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ZORRO ACORRALADO

ZORRO ACORRALADOCuento de Fernando Lizama-Murphy

Cuando te vi a través de la vitrina del café, me vi a mi misma, ocho años antes, sentada en la silla que hoy ocupaba la muchacha. ¿Qué edad tenía ella, trece, catorce? Más o menos la misma que yo entonces.

Me dieron deseos de entrar y mostrarte a Matías, el hijo que me dejaste de herencia cuándo, luego de conocer mi embarazo, huiste como conejo del zorro. Pero me detuve. Preferí seguir viéndote actuar. Leyendo tus labios podía casi escuchar cómo te la engrupías, tal como lo hiciste conmigo:

―Vamos a ser muy felices los dos—me dijiste cuando yo te hice ver que tenías la misma edad que mi padre. Argumentaste que era mejor, que tú aportarías la experiencia y yo toda la vitalidad de mi juventud. Que desde que te diera el sí, nada me faltaría. Ni a mí ni a los hijos que necesariamente surgirían de una pasión tan pura como la nuestra. Que me llevarías a vivir a un lugar idílico, donde todo abundaba, donde las carencias no aparecían ni en las pesadillas. Lo recuerdo tan bien. Seguir leyendo «ZORRO ACORRALADO»