JUANA MANSO, EDUCADORA ARGENTINA Y FEMINISTA IRREDUCTIBLE

Juana Manso 2Crónica de Fernando Lizama-Murphy

Nació en Buenos Aires el 26 de Junio de 1819, en pleno período de inestabilidad política en aquella América Latina que, a través de luchas fratricidas, buscaba su esquivo destino. Su padre, un español llegado al Río de la Plata a fines del siglo XVIII y agrimensor de profesión, contrariando la que debió ser, por cuna, su inclinación política, se convirtió en un ferviente partidario de la revolución independentista, espíritu que inculcó en su hija.

La niña recibió educación en la escuela para niñas de Montserrat, regentada por la Sociedad de Beneficencia, pero el compromiso político de su padre iba a marcar los caminos que debería enfrentar en la vida.

Expulsados por Rosas, la familia debió exiliarse en Uruguay, donde Juana comenzó a impartir clases de francés y castellano. Las mismas madres de sus alumnas le sugirieron abrir una escuela en la que les diera una instrucción más completa a las muchachitas montevideanas. Así nació el Ateneo de Señoritas, que funcionaba utilizando un par de piezas en la casona familiar, donde se educaban las niñas de la elite. Aunque también algunas damas adultas, con inquietudes culturales, se matricularon para recibir los cursos. Ahí se impartían conocimientos tan disímiles como aritmética y lecciones de moral, pasando por canto, dibujo y gramática.

Juana, en esa misma época inició su carrera de poeta publicando, con diversos seudónimos, como el de Mujer Poeta o Una Joven Argentina, en los periódicos El Nacional y El Constitucional, ambos de tendencias opositoras al régimen de Rosas. También tradujo del francés diversas obras para su edición en castellano.

Pero la vida era compleja en Montevideo, ciudad constantemente atacada por distintas facciones que deseaban el control del pequeño país. En 1842 es sitiada por Manuel Oribe, en un acoso que duraría nueve años, durante los cuales la vida de los uruguayos fue muy compleja. Los Manso deciden exiliarse en Brasil.

Ahí Juana continúa escribiendo, pero el escaso dominio del idioma le impide hacer clases. La situación económica ya era muy delicada; la pequeña fortuna que don José María Manso había logrado reunir se escapaba por entre los dedos, cuando Juana recibe una carta desde Montevideo invitándola a que regrese para que se haga cargo de una escuela para niñas. Retorna a Uruguay con sus padres y vuelve a escribir poesía, junto con un Manual para la Educación de Señoritas.

Los retratos que se conservan de Juana Manso la muestran como una mujer poco agraciada, o tal vez fue su carácter fuerte, poco sumiso, lo que conspiró para que no pudiera conseguir un mejor partido. Lo concreto es que se casó en 1844 con un violinista portugués al que conoció en Brasil, Francisco de Saá Noronha, con el que tuvo dos hijas. Pero el músico no destacaba por sus condiciones artísticas y los contratos escaseaban. Buscando nuevos horizontes, viajaron a los Estados Unidos y Cuba donde tampoco apreciaron las virtudes del artista. Claro que su permanencia en el país del norte permitió a Juana conocer los sistemas educativos utilizados en esas latitudes.

Los misterios del PlataObligados por las privaciones, regresaron a Brasil donde ella, además de escribir algunas obras de teatro que se presentaron con relativo éxito, funda el periódico, O Jornal das Senhoras, en el que la moda, la literatura, el teatro, comparten espacio con artículos en contra de la esclavitud, el racismo, o sobre la necesidad de emancipación de la mujer. Ahí ella aprovecha de publicar, en forma de folletín de entrega periódica, su obra Los Misterios del Plata.

Es en esta época cuando queda en evidencia que Francisco de Saá Noronha la había escogido por interés. Cuando fallece don José María Manso, que era quien durante toda la época de privaciones había mantenido a la familia, el violinista la abandona junto a sus dos hijas. Por entonces cae en Argentina el gobierno de Rosas y ella, sola, desmoralizada por la separación y triste por la partida de su padre, siente que puede volver a su patria.

Album de Señoritas, Juana MansoEn 1854, de regreso en Buenos Aires, funda el semanario Álbum de Señoritas, donde repite lo que hiciera en Brasil. Pero la publicación no tiene éxito y debe cerrarla cuando sólo habían aparecido ocho números. En los años siguientes se ve obligada a sobrevivir a duras penas en compañía de sus hijas, hasta que en 1859, el escritor José Mármol le presenta a Domingo Faustino Sarmiento, quien le consigue el puesto de directora en la Escuela Normal Mixta N° 1. Sarmiento, muy contento con su desempeño, la elige para que además se haga cargo de los Anales de la Educación Común, órgano creado por él para la difusión de la política educacional.

Manso era una trabajadora inagotable. En 1864, con la escritora Eduarda Mansilla, publican el semanario Flor del Aire, en el que ella se hace cargo de una sección que llama Mujeres Ilustres de América del Sur, donde destaca a damas de espíritu revolucionario que lucharon por la independencia de sus países. Escribió otra obra teatral La Revolución de Mayo de 1810 y un relato, Margarita, en el que pretende dejar al descubierto el cinismo de las relaciones de pareja durante su época. También escribe una severa crítica a los gobiernos de Latinoamérica por destinar pocos recursos a la educación. Lo titula La Escuela de Flores.

Las ideas de Manso, con muchos contenidos aprendidos durante su paso por los Estados Unidos, eran demasiado avanzadas para su época en una sociedad puritana como la bonaerense. La formación de los argentinos, muy influenciada por la iglesia católica, los hacía mirar con malos ojos la educación mixta. Además ella se oponía al viejo adagio que decía “la letra con sangre entra”. Su sistema priorizaba la reflexión por sobre los castigos físicos. Para terminar de conseguir enemigos y molesta con la iglesia por la tenaz oposición a sus proyectos educativos, renuncia al catolicismo y se hace anglicana.

Juana se sentía respaldada por Sarmiento, que le confiaba más y más responsabilidades. Le pide que continúe con las traducciones de escritores célebres y la insta a realizar actividades de difusión cultural. Aparte de todo esto se dio el tiempo, en 1862, para escribir un manual de historia que tituló Compendio de Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que se repartió en las escuelas.

Cuando Sarmiento es nombrado interventor en San Juan, queda sola en la capital luchando contra todos aquellos que rechazaban la idea de las escuelas mixtas. Frente a la tenacidad con que defendía sus ideas y ausente su protector, la comenzaron a tildar de loca y en cada conferencia que daba o debate que enfrentaba, era abucheada por un amplio sector de los asistentes. Sintiéndose incomprendida, presentó la renuncia a su cargo.

El legado de Manso para la educación argentina es gigantesco. Mientras Sarmiento gobernó el país, fundaron 34 escuelas, con sus bibliotecas. Por iniciativa de ella se comenzó a enseñar inglés, se regularizó un sistema de control de asistencia obligatoria a clases y se comenzó a elegir a los directores de los centros educacionales por méritos, mediante concursos públicos. Además impulsó un proyecto para la carrera docente en Buenos Aires. En 1871 fue la primera mujer que integró la Comisión Nacional de Escuelas.

Pero la sociedad de su época no la supo valorar. Difamada reiteradamente en la prensa, que utilizó las más grandes ofensas para descalificarla, su salud mental comenzó a quebrantarse, lo que la arrastró a diversas dolencias físicas.

Muere en Buenos Aires el 24 de abril de 1875, cuando tenía 55 años. Sus restos reposan en el cementerio de La Chacarita.

Juana Manuela Gorriti, la poeta argentina, en su discurso de despedida dijo:

Juana Manso gloria de la educación. Sin ella, nosotras seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalza la valentía de la mujer. Ella es, sin duda, LA mujer.

Fernando Lizama Murphy

Diciembre 2015

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