Las líneas de Nazca constituyen uno de los misterios más grandes que nos ha legado la historia de América. Y se trata de un misterio que, lejos de aclararse, se hace más difuso tanto el paso del tiempo, como por la ingente cantidad de expertos que visitan el lugar. Cada arqueólogo, antropólogo, geólogo o ufólogo, por nombrar a algunos, que concurre al sitio, emite una nueva teoría o modifica las anteriores, dejando espacio a dudas que van acrecentando las incógnitas. Todos estos profesionales, muy respetables por cierto, ven o creen ver una realidad distinta.
El primero que habló sobre estas líneas, que a ojos de no doctos parecían no tener orden ni concierto, fue el español Pedro Cieza de León en 1547, que vio señales de algunos extraños trazos en el desierto alrededor de Nazca. Veinte años después de este hallazgo, el corregidor Luis Monzón las definió como “carreteras”. A partir de entonces cayeron en el olvido hasta que a comienzos del siglo XX fueron sobrevoladas por pilotos peruanos y de otras naciones, que comunicaron el hallazgo de extraños trazos sobre el desierto, algunos con formas de animales fácilmente reconocibles. Seguir leyendo «MARÍA REICHE, LA DAMA DE LA ESCOBA»

Tendemos a asociar al Perú con la cultura inca, y si bien es cierto ellos lo dominaron durante trescientos años, no fueron la única etnia que pobló el vasto territorio peruano. De hecho, existieron innumerables pueblos que los enfrentaron o que prefirieron perderse en la montaña y la selva antes que aceptar el dominio de los Reyes del Sol.
En una plaza ubicada en el distrito de Surco, en la intersección de las calles Querecotillo y Simbila, existen cinco palmeras que conmemoran a otros tantos navegantes que cruzaron el Pacífico desde Perú a la Polinesia, en balsa, en homenaje a: