LA VERDAD DE LAS MENTIRAS

evangélicos

Cuento de Fernando Lizama-Murphy

Recién viudo, deambulas cargando la mochila de la tristeza, arrastrando el carro de la soledad. Pero no te importa. Hoy prefieres eso al bullicio de los nietos, a la algarabía de los amigos. Cuarenta y ocho años junto a ella no son fáciles de olvidar y necesitas, con urgencia, un bastón en el que apoyar tu desazón.

Te aparece en el camino, asumiendo la forma de un templo abierto. Lees en su fachada: “Salón del Reino de la Gratitud Divina”. Piensas que Dios lo ha puesto ahí, entras temeroso en una gran sala solitaria, alba, refulgente y te sientas en la punta del escaño de la última fila. Crees que pasando desapercibido, estarás en contacto más directo con Él y quizás hasta puedas conversar con tu vieja, a la que tanto añoras. Pero la tranquilidad dura poco, porque pronto percibes a tus espaldas una sombra que, por sobre el hombro, te entrega un ejemplar de El Libro Sagrado. “Aquí encontrarás la respuesta a tus aflicciones” dice, y desaparece. Seguir leyendo «LA VERDAD DE LAS MENTIRAS»

LA BICICLETA DE LA SEÑORITA MIMÍ

1franciaCuento de Fernando Lizama-Murphy

Y ves el rostro congestionado de don Clemente asomándose por la puerta de su oficina que pregunta ¡Mimí, dónde están las declaraciones juradas? ¿De qué declaraciones juradas me habla, don Clemente? ¡Cómo que de qué declaraciones le hablo, de las que hay que adjuntar a la propuesta que se abre hoy a las doce! Nunca me pidió esas declaraciones don Clemente… ¡Verdad que yo mismo las encargué cuándo fui a firmar las escrituras! –se recrimina en voz alta don Clemente, llevándose la mano a la cabeza– Llame de inmediato a la secretaria de la Notaría Sandoval y envíe a alguien a buscarlas. ¡Urgente! Mire que ya van a ser las once y la propuesta se abre a las doce y son los únicos documentos que faltan. Si no ganamos esta propuesta, mejor nos vamos todos para la casa, Mimí. Seguir leyendo «LA BICICLETA DE LA SEÑORITA MIMÍ»

DIECIOCHO EN LAS RAMADAS

Cuento de Fernando Lizama-Murphy

La llama resplandecía en el brasero. Sentados en sendos pisos, el hombre le hablaba a la anciana:

―Me ijo que no iba a golver más, misiá Charito.

―¿Y por qué Serapio, que hizo agora este niño?

―¡Es que se mandó una muy re grande, misiá Charito! Éjeme que le cuente.

―Ígame no más, Serapio, soy too oídos. Además, que con el Norberto ya estoy curá despanto, fíjese. Seguir leyendo «DIECIOCHO EN LAS RAMADAS»

LA MALDICIÓN DE LA VIUDA NEGRA

maldición viuda negraCuento de Fernando Lizama-Murphy

Pudo ser mi manía por el orden o el aburrimiento por la espera lo que me llevó a enderezar ese cuadro que estaba inclinado en la casa de mi tía Eufemia. Ella me había pedido que la acompañara al médico y mientras la aguardaba, no se me ocurrió nada mejor que tomar el cuadro para dejarlo completamente horizontal. Fue en ese momento cuando sentí la picadura en el dedo índice. Retiré mi mano y vi una araña viuda negra buscar refugio detrás de la pintura. No sé si interrumpí su sueño o su coito, pero que reaccionó con violencia, de eso no hay dudas.

Al principio, no le di mucha importancia, pero pronto un calambre comenzó a recorrer mi cuerpo y mi miembro viril, sin que yo hiciese nada para ello, se erectó hasta llegar al tamaño que me hubiera gustado tener la tarde en que salí chueco con la rubia del banco. Seguir leyendo «LA MALDICIÓN DE LA VIUDA NEGRA»

ZORRO ACORRALADO

ZORRO ACORRALADOCuento de Fernando Lizama-Murphy

Cuando te vi a través de la vitrina del café, me vi a mi misma, ocho años antes, sentada en la silla que hoy ocupaba la muchacha. ¿Qué edad tenía ella, trece, catorce? Más o menos la misma que yo entonces.

Me dieron deseos de entrar y mostrarte a Matías, el hijo que me dejaste de herencia cuándo, luego de conocer mi embarazo, huiste como conejo del zorro. Pero me detuve. Preferí seguir viéndote actuar. Leyendo tus labios podía casi escuchar cómo te la engrupías, tal como lo hiciste conmigo:

―Vamos a ser muy felices los dos—me dijiste cuando yo te hice ver que tenías la misma edad que mi padre. Argumentaste que era mejor, que tú aportarías la experiencia y yo toda la vitalidad de mi juventud. Que desde que te diera el sí, nada me faltaría. Ni a mí ni a los hijos que necesariamente surgirían de una pasión tan pura como la nuestra. Que me llevarías a vivir a un lugar idílico, donde todo abundaba, donde las carencias no aparecían ni en las pesadillas. Lo recuerdo tan bien. Seguir leyendo «ZORRO ACORRALADO»

DURANTE EL SEPELIO

Durante el sepelioCuento de Fernando Lizama-Murphy

Numerosa fue la asistencia al funeral del padre de mi amigo Florencio, pese al frescor del mediodía otoñal. Claro que entre tanto pariente, quedé relegado al último lugar de ese moderno camposanto, de exuberante verdor matizado con millares de flores. El sopor me invadió con los discursos. No conocía al muerto y si estaba ahí era para acompañar a mi  amigo en tan difícil trance, por lo que desconocía si lo que decían los oradores era verdad, ni si sus bondades, siempre agigantadas en estos casos, eran simples zalamerías que ratificaban que no hay muerto malo.  En todo caso, Florencio nunca me había hablado de su padre. Seguir leyendo «DURANTE EL SEPELIO»

PESADILLA

PESADILLACuento de Fernando Lizama-Murphy

Despertó sudoroso y angustiado cuando ya comenzaba a amanecer, pero no pudo recordar la pesadilla. Sentía la incómoda sensación de estar iniciando el último día de su vida. Nada le dijo a María Teresa, su mujer, que dormía en la pieza contigua, pero decidió que no iría a trabajar. Se quedó en cama, simulando un fuerte dolor de cabeza, convencido de que así podría burlar al terrible presentimiento. Más tarde comunicaría a su secretaria la decisión. Seguir leyendo «PESADILLA»